11 de noviembre de 2016 | Teatro Principal | 21:00 h.
Con once discos e incontables actuaciones en dos décadas, René Marie ha cimentado su sólida reputación artística no solo como cantante sino también como compositora, arreglista, intérprete teatral y profesora. Guiada por la enérgica lección vital y las raíces tradicionales del jazz que fijaron Ella Fitzgerald, Dinah Washington, Sarah Vaughan, Betty Carter y Nancy Wilson, entre otras grandes voces del pasado, René Marie Stevens (Warrenton, Virginia, 1955) ha tomado elementos del folk, del rhythm and blues e incluso de la música clásica y del country para crear un estilo propio, híbrido y cautivador. La base de su trabajo es musical, pero es algo más que música: es una exploración de las esquinas claras y oscuras de la experiencia humana, una afirmación del poder espiritual. Por eso, hoy es una de las más sorprendentes vocalistas de la reciente escena del jazz, aun cuando no inició su carrera profesional hasta los noventa, cumplidos ya los cuarenta y dos años, y después de superar el duro trance del ultimátum lanzado por su marido: o el matrimonio, o su carrera musical.
Su nombre adquirió gran relieve en 2008 cuando, invitada a cantar el himno de EEUU en un acto oficial en Denver, ofreció un arreglo nuevo con fragmentos del espiritual Lift every voice and sing (Alzad cada voz y cantad), pieza considerada el “himno nacional de los afroamericanos”, hecho que descolocó a los estamentos del lugar.
En 2011, René Marié se unió al sello Motéma para lanzar dos discos –The voice of my beautiful country y Black lace freudian slip–, a los que siguió I wanna be evil: with love to Eartha Kitt, nominado al Grammy como mejor disco de jazz vocal. Su reciente trabajo, Sound of red (2016) ratifica su valiosa vertiente como compositora. Suyos son los once temas del álbum, canciones personales que exploran los rincones más dulces y más tristes de la vida, interpretadas con su estilo atrevido, inteligente, provocador.